martes, 6 de mayo de 2008

Los árboles viejos

Siempre me gustaron los árboles, de pequeño para subirme a ellos y de mayor también. Tienen la grandeza de estar ahí para nosotros, darnos sombra, oxigenar el aire, sonar con el viento y servirnos de apoyo en el camino. Los árboles viejos son más especiales aún, son sus grandes arrugas y dobleces, como las marcas en la cara de los ancianos, la experiencia inmovil del lugar donde esta enraizado, con sus historias del tiempo, mucho tiempo.

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